jueves, 28 de agosto de 2014

Cambia, todo cambia

Hemos tenido el tamaño privilegio de haber vivido en los últimos 30 años un transcurrir casi diario, un irreductible efecto cascada de aparición de elementos tecnológicos que han modificado, en un principio gradualmente -extremadamente visibles y onerosos- y posteriormente se han comenzado a invisibilizar -permitiendo un mayor acceso de los mismos a la población- a casi todas nuestras formas tradicionales de vivir. En los albores, meramente instrumental; ahora, claramente estructural.

Gran parte de la problemática que se presenta es que hoy formar parte de los nuevos constructos sociales se determina fuertemente a través del deseo de formar parte de los mismos, es decir, la voluntad de incorporarse a las nuevas tecnologías en el ámbito que así se considere. En la vida social se debe respetar la opción de incorporarlas y permanecer en las tradicionales, no haciendo valoraciones al respecto, pero en el ámbito educativo la no valoración e inclusión de las mismas representa claramente una aislación a la nueva forma de circulación del conocimiento.


Se nos presentan muchas dudas a diario sobre cuál será el devenir de muchas de nuestras actividades -educación, trabajo, comunicación, socialización, política, etc.-, pero de lo que podemos estar seguros es que muchas de ellas, continuaran mutando. 

2 comentarios:

  1. Hola Federico
    Excelente tu elección del título y la canción de Mercedes Sosa para darle total coherencia a tu línea. Me saco el sombrero, compañero.
    La metáfora del cambio nos acompaña día a día. Vivimos abandonando y creando permanentemente nuevas tecnologías. Y no sólo nosotros, los docentes. Los alumnos también. Y el cambio no está solo en las tecnologías viejas y nuevas, sino en nuestras mentes y en nuestros deseos.
    Obstáculos... miles. Los cambios son lentos porque la escuela argentina como institución está anclada en principios de un paradigma tradicional de la educación y son tantos los docentes enmascarados bajo el deseo de la reproducción del conocimiento y también tan habituados a un modo de ver la educación y lo que ocurre en las aulas, que es difícil hacerles ver que la mirada peyorativa que tienen sobre el alumno de hoy tiene que ver con cierta ceguera en su visión: los alumnos no hacen, no leen no producen lo que ellos pretenden que hagan, lean o produzcan porque no somos los mismos alumnos que teníamos en las aulas hace veinte años atrás.
    Cambia... todo cambia... deberíamos empezar por nosotros mismos, por contagiar esta locura de aventurarnos en aprender no sólo sobre las tecnologías (porque no se trata solo de eso) sino de aprender realmente quién en este alumno que no es ni por asomo una tábula rasa como muchos pretenden, sino es un sujeto con conocimientos que la escuela no está teniendo en cuenta desde los diseños curriculares.
    ¡¡¡Espero que sigamos produciendo!!!
    Nos seguimos leyendo
    Cariños
    Karina

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