jueves, 21 de agosto de 2014

La educación es la base mínima, el punto de partida para cualquier proyecto de nación. En cualquier terreno y frente a cualquier contingencia o crisis, es la apuesta más segura, la política más eficaz para el desarrollo y la movilidad social, punto de encuentro para compartir conocimientos, experiencias y valores, así como la mejor inversión en el mercado global. De todos modos, no podemos olvidar que el fin último de la educación no es formar eslabones para la cadena de producción, sino contribuir a una mejor manera de vivir.


Referencias bibliográficas:
Jaim Etcheverry, G. (1999). La tragedia educativa. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica.

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